lunes, 9 de julio de 2018

Jeux d'eau a la Ville d'Este - Liszt

Jeux d' eau a la villa d' Este
Cuarto día de San Fermín. Después del Encierro, paseo por la Vuelta del Castillo, impecable, absolutamente limpia, su cuidadísimo césped acoge el merecido y necesario  descanso de algunos peregrinos, no de los del Camino de Santiago –que igual también- sino de los  Peregrinos de la Noche. Los empleados municipales se han puesto de su parte y han tenido la deferencia de no regar y hasta da la sensación de que “han ahuecado” el verde colchón. También los árboles colaboran con su sombra: los almeces, los negundos, o los hermosos cedros del Atlas y del Hilalaya, que de ambos hay, o las secuoyas, o los bellos olmos  supervivientes a la grafiosis, algunos robles alóctonos, que no acaban de adaptarse al Parque,  y un cielo de un azul , que hace presagiar un bello día.
Y música¡¡¡ Y escucho a Liszt, el gran Liszt, probablemente uno de los primeros músicos en tener un club de fans… el primero en acuñar un término, La “Lisztomanía”, también conocida como fiebre Liszt,  término empleado para describir el frenesí de los seguidores dirigido hacia Franz Liszt durante sus actuaciones, acuñado realmente  por Heinrich Heine en un folletín el 25 de abril de 1844, analizando la temporada de conciertos de dicho año en París y que se caracterizó por los niveles intensos de histeria demostrados por los seguidores.
Y qué he escuchado? Algunas de sus “Veladas Musicales” y su “Jeux d’eau a la Villa d’Este”, (Juegos de Agua, o Fuentes, de la Villa de Este). La representación del agua forma parte fundamental del arte en todas las culturas. Liszt lo hace en esta obra, perteneciente  a su Tercer cuaderno de ” Años de Peregrinaje” (su cuarto número), un conjunto de tres suites para piano solo, inspirado en las experiencias de sus viajes. Posteriormente el compositor vasco Maurice Ravel se inspiró en ese número para componer su “Jeux d’eau” .
"Les jeaux d’eaux à la Villa d’Este, fueron compuestos en 1877 e incorporados al tercer cuaderno de «Años de peregrinaje». Leo por Internet  que es un tema varias veces presente en la escritura pianística; pero Liszt no se queda en la mera descripción, sino que más allá se percibe una intención lírica que trasciende la obra. Es cierto que con esta obra vuelve a la opulencia y untuosidad de la cumbre de su carrera; sin embargo, el virtuosismo aparece como transfi gurado, puesto al servicio de un impresionismo que cautiva y de la expresión de una emoción interna. Propongo su escucha en la versión del viejecito (ya fallecido) gran pianista chileno, Claudio Arrau.
A disfrutar

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