Un día como hoy de 1864, nace en Munich Richard Strauss, criado en el seno de una acaudalada familia dedicada a la industria cervecera. Hijo de Josephine y Franz Strauss, intérprete solista de trompa en la Ópera de la Corte de Múnich. Muchos miembros de su familia eran músicos, por lo que recibió una educación musical completa ya en su juventud.
Comenzó a estudiar piano a los cuatro años con su madre, y violín a los siete con su tío.Escribió su primera composición a los seis años y a los veintiuno debutó como director de orquesta. El catálogo de las obras de Strauss es nutrido: quince óperas, tres ballets, dieciocho lieder con orquesta y ciento cuarenta con piano. Cuatro sinfonías, ocho poemas sinfónicos, dos suites de orquesta, la Metamorfosis y conciertos para piano, violín, trompa, oboe, clarinete, y fagot.
Strauss, junto con Gustav Mahler, encarna el extraordinario florecimiento tardío del Romanticismo alemán después de Richard Wagner, en el que una elaborada y compleja orquestación se combina con una avanzada armonía. La música de Strauss influyó profundamente en el desarrollo de la música del siglo XX.
Su genialidad musical se vio ensombrecida por el papel que jugó durante el nazismo. Strauss fue nombrado por Hitler, un apasionado de Wagner y de Franz Lehár, presidente de la Cámara de Música del Reich a pesar de no ser simpatizante ni compartir la ideología nazi.. Duró sólo 20 meses en el puesto, hasta 1935, y se dijo entonces que había buscado la cercanía del poder para proteger a su nuera judía. El escritor Klaus Mann lo juzgó severamente en su autobiografía novelada. El hijo mayor del Nobel Thomas Mann lo entrevistó en Múnich haciéndose pasar por un reportero estadounidense. "¡Un artista de tal sensibilidad y al mismo tiempo obtuso en cuestiones de ideología y conciencia! ¡Un gran hombre sin ninguna grandeza!".
Sea como fuere, nos quedamos con su música y en este caso con uno de sus poemas Sinfónicos “Till Eulenspiegel” o, si se quiere el título completo con el que se encabeza la partitura: “Las divertidas travesuras de Till Eulenspiegel, según el viejo cuento picaresco, en forma de rondó, para gran orquesta, op. 28”.
Till, el personaje, totalmente equiparable a los héroes de la novela picaresca, existió realmente: fue un hombre del campo que murió víctima de la peste, hacia 1350, después de haber abanderado la rebelión contra la burguesía explotadora del campesinado. A partir de ahí, Till se convierte en leyenda y el personaje, manteniendo su esencia, evoluciona en las narraciones populares en función de las necesidades expresivas o ejemplarizantes de cada lugar y de cada época.. Pero el Till que nosotros conocemos es el que nos acercó Strauss a finales del siglo XIX ( la obra se estrenó el 5 de enero de 1896), esto es, un gamberro, un bribón con algo de simpático y un mucho de agitador, siempre metido en líos, un provocador de vocación que acaba siendo perseguido por el orden imperante, juzgado, condenado y ajusticiado.
La partitura es toda ella una puesta en escena: no hay una página que no esboce una decoración, que no evoque una acción, que no pinte uno o varios personajes. Fue divulgada una guía para escucha con breves indicaciones del compositor, que podéis encontrar por internet.
Richard Strauss murió el 8 de septiembre de 1949 en Garmisch-Partenkirchen, seguramente os sonará porque ahí se celebra una competición de saltos de esquí los días 31 de diciembre, día de Fin de año, ( en la Tele lo retransmitían después del Concierto de Año Nuevo desde Viena) y el primero de enero, día de Año Nuevo, dentro del Torneo de los 4 Trampolines.
Propongo la versión de 1977 de la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por (sir) Georg Solti
Strauss, junto con Gustav Mahler, encarna el extraordinario florecimiento tardío del Romanticismo alemán después de Richard Wagner, en el que una elaborada y compleja orquestación se combina con una avanzada armonía. La música de Strauss influyó profundamente en el desarrollo de la música del siglo XX.
Su genialidad musical se vio ensombrecida por el papel que jugó durante el nazismo. Strauss fue nombrado por Hitler, un apasionado de Wagner y de Franz Lehár, presidente de la Cámara de Música del Reich a pesar de no ser simpatizante ni compartir la ideología nazi.. Duró sólo 20 meses en el puesto, hasta 1935, y se dijo entonces que había buscado la cercanía del poder para proteger a su nuera judía. El escritor Klaus Mann lo juzgó severamente en su autobiografía novelada. El hijo mayor del Nobel Thomas Mann lo entrevistó en Múnich haciéndose pasar por un reportero estadounidense. "¡Un artista de tal sensibilidad y al mismo tiempo obtuso en cuestiones de ideología y conciencia! ¡Un gran hombre sin ninguna grandeza!".
Sea como fuere, nos quedamos con su música y en este caso con uno de sus poemas Sinfónicos “Till Eulenspiegel” o, si se quiere el título completo con el que se encabeza la partitura: “Las divertidas travesuras de Till Eulenspiegel, según el viejo cuento picaresco, en forma de rondó, para gran orquesta, op. 28”.
Till, el personaje, totalmente equiparable a los héroes de la novela picaresca, existió realmente: fue un hombre del campo que murió víctima de la peste, hacia 1350, después de haber abanderado la rebelión contra la burguesía explotadora del campesinado. A partir de ahí, Till se convierte en leyenda y el personaje, manteniendo su esencia, evoluciona en las narraciones populares en función de las necesidades expresivas o ejemplarizantes de cada lugar y de cada época.. Pero el Till que nosotros conocemos es el que nos acercó Strauss a finales del siglo XIX ( la obra se estrenó el 5 de enero de 1896), esto es, un gamberro, un bribón con algo de simpático y un mucho de agitador, siempre metido en líos, un provocador de vocación que acaba siendo perseguido por el orden imperante, juzgado, condenado y ajusticiado.
La partitura es toda ella una puesta en escena: no hay una página que no esboce una decoración, que no evoque una acción, que no pinte uno o varios personajes. Fue divulgada una guía para escucha con breves indicaciones del compositor, que podéis encontrar por internet.
Richard Strauss murió el 8 de septiembre de 1949 en Garmisch-Partenkirchen, seguramente os sonará porque ahí se celebra una competición de saltos de esquí los días 31 de diciembre, día de Fin de año, ( en la Tele lo retransmitían después del Concierto de Año Nuevo desde Viena) y el primero de enero, día de Año Nuevo, dentro del Torneo de los 4 Trampolines.
Propongo la versión de 1977 de la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por (sir) Georg Solti
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