martes, 30 de enero de 2018

The last rose of summer


 “The last rose of summer”. Con esta bella canción, empieza la película “Tres anuncios en las afueras”, seguro que la habéis visto, anda estos días en la cartelera. Me sonaba un montón como una canción popular irlandesa, pero también me sonaba en una ópera, así que, he indagado un poco y este es el resultado (siempre con reservas porque no compruebo lo comprobado…)
Es un poema del irlandés Thomas Moore escrito en 1805 y dos años más tarde Sir John Andrew Stevenson le pondría música al poema. ​ Fue publicado en 1813 en la colección «A Section of Irish Melodies» y se popularizó por la interpretación de Charlotte Church. La poesía utiliza metafóricamente "la última rosa" ante la tristeza de quedar solos después de que los seres queridos se han ido.
Y, efectivamente, el compositor alemán Friedrich von Flotow utiliza  la canción para su ópera titulada «Martha. La ópera Martha fue muy popular a mediados del siglo XIX y se especula que fue a causa de la introducción del poema de Moore.
La canción es más conocida por el nombre de «Letzte Rose», ya que la traducción al alemán de la ópera tuvo mayor aceptación, incluso se la canta en italiano bajo el nombre de «Qui Sola Vergin Rosa».
Se han hecho varias alusiones al poema de Moore, uno de los más conocidos está en Ulises del escritor irlandés James Joyce,​ en el texto corregido y publicado por Julio Verne llamado La estrella del Sur o en La piedra lunar de Wilkie Collins.
Ludwig van Beethoven compuso un tema y tres variaciones para flauta y piano, op. 105, sobre la base de la canción, al final de su vida. Y Felix Mendelssohn compuso una Fantasía en Mi mayor, op. 15, sobre la base de la canción.
En el enlace va la versión de Renee Fleming, que es la que utiliza la película y otro enlace tal y como lo utiliza Flotow en  su ópera “Martha”.











domingo, 28 de enero de 2018

Sibelius Segunda Sinfonia


Vuelvo a la Universidad, y vuelvo casi como hace 50 años; ni quito ni pongo años, 50 años. Lluce el sol y no hace frío a pesar de ser una mañana de enero. Enntonces iba en la Villavesa Universitaria, era joven,  ahora voy andando porque soy mayor. No voy a estudiar. porque como decía  cuando era niña “ya me lo sé todo”, ahora no pienso igual.
Voy a andar, a pasear. Los primeros árboles son chopos con el tronco completamente blanco, después una línea de “acirores” (me recuerdan al Alcalde)  otra de tilos y en medio un grupo de olivos; éstos no tienen ni una aceituna, probablemente la Universidad a las habrá recogido y las habrán convertido en algún aceite o en óleo sagrado para la Unción de los enfermos. Los tejos, los cipreses azules, los pinos piñoneros, los cipreses de Nootka y los de Lawson y un pajarillo, probablemente una lavandera, picoteando por ahí. Los ginkgo biloba con sus ramas desnudas, los madroños que ya tienen alguna flor y casi todo el césped lleno de montoncillos de  tierraque denotan que los topos o topillos andan por ahí haciendo de las suyas. Los liquidambar tienen en sus ramas esas bolitas que parecen erizos, tropiezo con un eucaliptos en el que nunca me había fijado y las dos hileras de enormes plátanos que bordean la estrecha carretera de la Universidad  y que también conservan sus “erizos”. Llas secuoyas un poco más cerca del cielo que la última vez que las vi. El Tulipífero de Virginia tiene todas sus tulipas secas u que supongo que caerán para hacer sitioa las nuevas.
Los magnolios y los cedros también siguen verdes y el gran ginkgo biloba del Edificio Central parece querer abrazar el cielo con sus ramas desnudas. Hay un nin nido en las ramas más altas, espero que no sea de avispa asiática
 Algún estudiante que otro está en la puerta de la biblioteca, supongo que habrá más en el interior aunque nunca se sabe y, la verdad es que no está el día para bibliotecas.
Lla mayoría de la gente  pasea, como yo, o anda en bici. Hay algún remolón tomando el sol sentado en una sillas vintage que están “como dejadas” por todo el Campus, amarillas unas, naranjas o grises otras, o en unos troncos de madera que a modo de bancos salpican el césped
Y  en el horizonte la Higa de Monreal y San Miguel de Izaga,ambos con las cumbres nevadas
 Escucho a la Orquesta Nacional interpretar el último tiempo de la Segunda sinfonía de Sibelius, también escucho la Primera Sinfonía de Schubert. Es puro invierno así que, escucharemos la obra del compositor que llegó del frío, de Sibelius, el cuarto movimiento se su Segunda Sinfonía con la Filarmónica de Viena y Berstein. A disfrutar.

lunes, 22 de enero de 2018

Mozart Concierto Piano 488 - Trifonov

La pereza se había hecho dueña de mi casa. La dejé entrar los días previos a las  Navidades y se quedó, como un buen amigo, pero se fue apoderando y apoderando hasta anular mi voluntad, e impedirme dar mis paseos matutinos, o vespertinos…que tanto monta…
He tenido que echarla y se ha ido… espero que no vuelva. Mis paseos han comenzado. Los árboles aparentemente duermen, pero bajo tierra la vida bulle. Y por el aire también. Las aves de Pamplona pueblan parques  y jardines pero no se distinguir la paloma torcaz de la tórtola, ni el vencejo del avión ni el mirlo del estornino. Tendré que buscar un instructor…

La música sigue conmigo y como voy despacio, propongo un tiempo lento, maravilloso, el segundo movimiento de un concierto para piano y orquesta de Mozart, del Concierto núm. 23 el La Mayor y al piano un jovenzuelo Daniil Trifonov, premiado ya en los dos Concursos más importantes del Mundo, el Tchaikowsky de Moscú, y el Chopin de Varsovia. A disfrutar

miércoles, 17 de enero de 2018

Danza de las horas - Ponchielli

El 16 de enero de 1889, o tal vez el 17, ambas fechas he leído, murió Almilcare Ponchielli, nacido en Cremona el 31 de agosto de 1834.  Compuso numerosas óperas pero hoy en día tal vez solamente “La Gioconda” se recuerda. La Gioconda, con libreto de Arrigo Boito, que a su vez se basó en “Ángelo, tirano de Padua”  de Vicctor Hugo, fue estrenada en La Scala de Milán, el 8 de abril de 1876, y como dato curioso, Gayarre interpretó el papel del tenor principal, Enzo.
Realmente, lo más conocido de esta ópera es su “Danza de las Horas”, un ballet que Ponchielli introduce al final del tercer acto, que la película Fantasía de Walt Disney se encargó de hacer todavía más célebre, aun cuando –o precisamente a raíz de ello– se trató de una parodia que tiene como danzantes a hipopótamos, avestruces, lagartos y elefantes con tutú.
En esta  versión,  no hay elefantes ni hipopótamos sino todo lo contrario. En el Gran Teatro Liceu de Barcelona, con  la bailarina italiana Letizia Giuliani y el bailarín español Angel Corella.  

Y hablando del tiempo “El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando” (H.D. Thoreau).

miércoles, 3 de enero de 2018

Una Sinfonía Alpina - Richard Strauss

Esta mañana, me dirigía a mi pueblo, a acompañar a mi familia al cementerio a depositar los restos de mi primo  Javier.
No está la mañana especialmente clara, ni especialmente luminosa sin embargo, mientras voy por la carretera, el Moncayo se me ofrece majestuoso. Su perfil de obispo dormido, con mitra y báculo, está cubierto de nubes blancas, y lo tengo tan cerca que dudo si es el Moncayo o simplemente un cúmulo de nubes con idéntico perfil.
Sea como fuere he ido  pensando en Javier; amaba la montaña y en su recuerdo escucho “Una Sinfonía Alpina” de Richard Strauss. Es más bien un poema sinfónico, un ejemplo de lo que se suele denominar música programática, porque cumple un programa (expresa un argumento) narrado por el compositor. En ella Strauss recrea una jornada de once horas y dos amigos en los Alpes: desde el amanecer hasta la puesta del sol y la noche. Tremenda aventura, como tremenda aventura es la vida.
 Estos son los episodios ilustrados en la música: 1 Noche. 2 Amanecer. 3 Ascenso. 4 Entrada al bosque (sensación de recogimiento, canto de los pájaros, cornos de caza). 5 A lo largo del torrente. 6 La cascada (maderas, cuerdas y arpas). 7  Aparición. 8 En los prados floridos. 9 En los pastos. 10 Perdidos en la espesura y maleza. 11 El glaciar. 12 ¡paraje peligroso! 13 La cima (reminiscente del tema de la naturaleza en el poema sinfónico Así habló Zaratustra ). 14 Perspectiva (sonoridades irisadas). 5 Aparece la niebla. 16 El sol se oscurece paulatinamente. 17 Elegía (misterio y expectación). 18 Calma que precede a la tormenta: crispación, amenaza latente. 19 Tormenta (desencadenamiento de la percusión y las máquinas de viento y de truenos). Descenso (de manera ingeniosísima, cada uno de los temas de la ascensión es re-expuesto en orden inverso y en forma retrógrada; esto es, de atrás hacia adelante). 20 Puesta de sol. 21 Epílogo (recapitulación de los recuerdos del viaje). 22 Noche (idéntico tema del comienzo).
Hay dos formas de disfrutar la Sinfonía alpina , de Richard Strauss. Una: no ocuparnos de lo que “dice”, “narra”, “describe”, y gozarla como música pura, meras formas sonoras en movimiento. Dos: dado que el compositor se tomó el trabajo de redactar un puntilloso programa en el que explicita lo que cada una de las 22 secciones de la obra evoca, escucharla siguiendo el texto. Ambas son correctas. 
Utilizando el argot taurino. ¡Va por ti, Javier!