miércoles, 3 de enero de 2018

Una Sinfonía Alpina - Richard Strauss

Esta mañana, me dirigía a mi pueblo, a acompañar a mi familia al cementerio a depositar los restos de mi primo  Javier.
No está la mañana especialmente clara, ni especialmente luminosa sin embargo, mientras voy por la carretera, el Moncayo se me ofrece majestuoso. Su perfil de obispo dormido, con mitra y báculo, está cubierto de nubes blancas, y lo tengo tan cerca que dudo si es el Moncayo o simplemente un cúmulo de nubes con idéntico perfil.
Sea como fuere he ido  pensando en Javier; amaba la montaña y en su recuerdo escucho “Una Sinfonía Alpina” de Richard Strauss. Es más bien un poema sinfónico, un ejemplo de lo que se suele denominar música programática, porque cumple un programa (expresa un argumento) narrado por el compositor. En ella Strauss recrea una jornada de once horas y dos amigos en los Alpes: desde el amanecer hasta la puesta del sol y la noche. Tremenda aventura, como tremenda aventura es la vida.
 Estos son los episodios ilustrados en la música: 1 Noche. 2 Amanecer. 3 Ascenso. 4 Entrada al bosque (sensación de recogimiento, canto de los pájaros, cornos de caza). 5 A lo largo del torrente. 6 La cascada (maderas, cuerdas y arpas). 7  Aparición. 8 En los prados floridos. 9 En los pastos. 10 Perdidos en la espesura y maleza. 11 El glaciar. 12 ¡paraje peligroso! 13 La cima (reminiscente del tema de la naturaleza en el poema sinfónico Así habló Zaratustra ). 14 Perspectiva (sonoridades irisadas). 5 Aparece la niebla. 16 El sol se oscurece paulatinamente. 17 Elegía (misterio y expectación). 18 Calma que precede a la tormenta: crispación, amenaza latente. 19 Tormenta (desencadenamiento de la percusión y las máquinas de viento y de truenos). Descenso (de manera ingeniosísima, cada uno de los temas de la ascensión es re-expuesto en orden inverso y en forma retrógrada; esto es, de atrás hacia adelante). 20 Puesta de sol. 21 Epílogo (recapitulación de los recuerdos del viaje). 22 Noche (idéntico tema del comienzo).
Hay dos formas de disfrutar la Sinfonía alpina , de Richard Strauss. Una: no ocuparnos de lo que “dice”, “narra”, “describe”, y gozarla como música pura, meras formas sonoras en movimiento. Dos: dado que el compositor se tomó el trabajo de redactar un puntilloso programa en el que explicita lo que cada una de las 22 secciones de la obra evoca, escucharla siguiendo el texto. Ambas son correctas. 
Utilizando el argot taurino. ¡Va por ti, Javier!



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