Livingstone, Kierkegaard, Wagner, Verdi… (y muchísimos más que por su bien o mal hacer han pasado a la Historia), nacieron en 1813 y seguramente a todos ellos se les habrá recordado en algún sitio y en algún momento de este bicentenario de su llegada a este Planeta. Pues bien, el jueves, 31 de octubre aquí en Pamplona vamos a recordar a Verdi y no con una de sus numerosas y extraordinarias óperas que también, (Il Trovatore el fin de semana, La Traviata en enero…), sino con una obra monumental, ni más ni menos que su Misa de Réquiem.
Verdi , que se
movió toda su vida entre el ateísmo y el agnosticismo y que tampoco su opinión
sobre la Iglesia Católica fue muy benévola, sin embargo compuso esta impresionante
Misa de Réquiem y lo hizo a la memoria del poeta y escritor Alessandro Manzoni,
fallecido a los 88 años de edad víctima de un desgraciado tropiezo subiendo los
escalones de una iglesia y por el que Verdi,
después de leer “los Novios”, sentía una enorme admiración.
Se dice a
veces que su Requiem es la mejor ópera de Verdi. Desde el estreno, todo el
mundo pudo ver que la obra era más apropiada para la sala de conciertos que
para la liturgia del templo. Esto es cierto pero como dice Juan de Dios Tallo, el
interés de Verdi, ateo como era, era sobre todo crear un monumento funerario
que transmitiera toda la emoción que él mismo sentía por la muerte de Manzoni.
Y en el escenario
del Baluarte, prácticamente todos de casa: Orquesta Sinfónica de Navarra y
Orfeón Pamplonés. Solistas: Sabina Puértolas (de Tafalla ella), Renata Lamanda,
José Luis Sola, Iñaki Fresán, todos ellos dirigidos por el titular de la OSN,
Antoni Wit.
El enlace es
el final, el “Liberame”, con la Filarmónica de Berlín, dirigida por Claudio
Abaddo y la soprano Angela Gheorghiu, resto de solistas y coro desconozco.
Como siempre a
disfrutar
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