Bien podía
haber elegido para celebrar Sam Isidro un chotis, o algún número de la
deliciosa Verbena de la Paloma. De Tomás Bretón, pero hoy estoy un poco revoltosa
y he elegido un “bolero” y para más señas, un bolero vasco….
Pues sí, las
pizpiteras Hermanas Katia y Marielle Labeque , que se presentan a sí mismas
como «dos pianistas inconformistas imposibles de encasillar», tocan algo tan
estrambótico como el Bolero de Ravel, pero a ritmo de txalaparta. Y eso tiene
su porqué.
Las pianistas
nacen en Bayona y viven en la zona y Maurice Ravel era natural de Ziburu, bien
cerquita, y ello ha llevado a las hermanas
Labèque a dar un paso audaz e interpretar el famoso «Bolero» de Ravel junto a
percusionistas tradicionales vascos, con la txalaparta, en vez de intérpretes
de corte clásico.
Leo por ahí a César Coca y trascribo: “Sin duda puede
sonar extraño en un primer momento, pero las hermanas Labèque, Gimeno y Biscary
consiguen ir creando lentamente el clímax que la pieza exige sin variar en
ningún momento el tempo. Desde la levedad de los pianísimos de las primeras
repeticiones de la melodía hasta la apoteosis final, con un aluvión de notas en
el piano y los percusionistas dejándose las manos en el golpeo de los
instrumentos.
La vasquización de esta obra no
es un capricho exótico de Katia y Marielle Labèque. Algún investigador ha
hallado un parecido notable entre el ritmo monótono (hasta la obsesión cuando
se llega a las últimas de la veintena de repeticiones) del Bolero y los pasacalles
que el compositor escuchaba en las fiestas religiosas de los pueblos de su
comarca”.
Os dejo a las hermanas u “su”
bolero raveliano….
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