Acabo de escuchar en la radio las
“Escenas de Niños” de Robert Schumann, (Zwickau, 8 de junio de 1810 - Endenich,
Bonn, 29 de julio de 1856) una obra
sencilla, intimista, llena de sensibilidad y seguramente por eso, tan difícil
de interpretar. Estoy leyendo en un libro esta frase: “La infancia es un lugar al
que no se puede regresar pero del que, en realidad, nunca se sale”, debe ser por eso, me he sentido tan niña, que
he escuchado las Escenas de Schumann con auténtico deleite.
En realidad,
las “Escenas” son un conjunto de trece pequeñas composiciones para piano, con
título e identidad diferenciadas para cada una, pero nacidas con una unidad de
motivación: Schumann quería dedicarlas a su amada Clara Wieck, de la cual se
hallaba temporalmente alejado y completamente enamorado.
Comparto los
apuntes de César Evangelio sobre esta hermosísima obra recordando que el título
no hace alusión a ningún pequeño, sino al propio Schumann, al que Clara había
dicho en ocasiones “a veces pareces un niño”. Schumann era por entonces un
joven pianista y Clara era la hija prodigio del maestro musical Friedrich
Wieck, a cuyas lecciones asistió Robert y en cuya casa conoció a aquélla,
muchacha de apenas 16 años que ya destacaba como grandiosa pianista. El padre
Wieck se opuso a la relación en cuanto tuvo sospecha de ella. Schumann y Clara
se llevaban nueve años de edad, lo que para el padre de ella se consideraba una
seria barrera, aparte del futuro incierto que parecía esperar a un Schumann aún
desconocido. Por ello mandó a Clara de gira, para desesperación de Robert, el
cual canalizó sus sentimientos en forma de una serie de composiciones breves
pero llenas de poesía, dulzura e ingenuidad, con más apariencia de haber salido
de un juego infantil que del alma apasionada de un adulto.
La explicación del título de la obra como
parte de un romance no significa que ésta sea totalmente ajena al mundo de la
infancia. El amor de Schumann por Clara contenía la aspiración de formar con
ella un hogar feliz. Así lo hicieron al poco tiempo salvando la oposición del
maestro Wieck y obteniendo el permiso de los tribunales; el matrimonio tuvo
ocho hijos y siempre permanecieron juntos.
Son muy sugerentes así que os los mando:
Von fremden Landern und Menschen (Extraños países y personas),
Curiose Geschichte (Un cuento divertido)
Hasche – Mann (El hombre del saco),
Bittendes Kind (El niño mimado),
Gluckes genug (Casi feliz),
Wichtige Begebenheit (Un acontecimiento importante),
Traumerei (Ensueño),
Am Camin (En la chimenea),
Ritter vom Steckenpferd ( En el caballo de madera),
Fast zu ernst (Un poco serio),
Furchtenmachen (Espantoso),
Kind im Einschlummern (Niño adormecido),
Der Dichter spricht (El poeta habla).
Las
he escuchado en la versión de Martha Argerich y he encontrado una versión suya
incompleta así que os mando la de un niño MAYOR, Vladimir Horowitz, que creo
las hace muy poéticas. Disfrutad