Entre ayer y hoy, es decir
entre las 11.57 horas de ayer y las 0:04 de hoy tuve la suerte de escuchar el
Nocturno Op. 48 nº 1 de Chopin, uno de los 21 que compuso.
Transcribo de alguna cosilla que Encinar apunta sobre esta
magnífica obra de Chopin
El título “Nocturno” solía adornar un género de música
vocal para conjunto que había sido popular en salones y en otros escenarios en
los que se hacía música doméstica al menos desde finales de la década de 1790.
Chopin no inventa el género, lo toma dell irlandés John Field (1782-1837), que quizá se inspira en aquellos primeros poetas románticos, como Young, para quienes la noche es motivo eterno. Field, es pues, el creador del Nocturno. Una pieza breve, lenta, evocadora.
Para Field, Chopin era “un talento de alcoba de enfermo”. El crítico Rellstab, responsable
del título “Claro de Luna” para la Sonata 14 de Beethoven, decía: “Donde
Fild sonríe, Chopin hace una mueca; donde Field suspira, Chopin gruñe; donde
Field sazona ligeramente, Chopin vuelca el tarro de la pimienta. En resumen, si
se coloca una de las piezas de Field ante un espejo curvo que la desfigure
horriblemente, se tendrá una obra de Chopin”. Poco tiempo fue necesario
para que los Nocturnos de Chopin borrasen hasta el recuerdo de los de Field..
El Nocturno Op. 48 Nº 1, quizás sea el más doloroso, el más desgarrador, el
más apasionado. A mí personalmente es de los que más me gustan por eso no puedo
menos que compartirlo. Hay quien piensa que los Nocturnos de Chopin hay que escucharlos
por la noche y en la más absoluta de las
soledades. Vosotros mismos.
Propongo la versión de Yundi Li
Y la de Claudio Arrau
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