Se llevó la gran sorpresa cuando a los
seis años descubrió que no todos los hogares disponían de un piano:
Hasta entonces había supuesto que tocar
el piano era una parte tan natural de la vida como comer, beber o dormir. Con
esta misma edad debutó en la televisión de su Polonia natal interpretando sus
propias obras.
Nace el 5 de diciembre de 1956 en Zabrze
(Polonia), curiosamente el mismo día que
moriría en Viena Mozart –de 1791-.
En
octubre de 1975 y contando, solamente
con 18 años, Zimerman obtiene -el más joven entre 118 participantes de 30
países diferentes- el primer premio, la medalla de oro y otros premios
especiales del Concurso Internacional Chopin, de Varsovia, fundado en 1927 y
considerado uno de los más (si no el más!) importantes del mundo y que le
convertía en el artista más joven que haya obtenido hasta hoy este prestigioso
galardón.
No obstante y a pesar de toda la gloria
de sus éxitos clamorosos anteriores, lo que para Zimerman supone realmente un
antes y un después en su trayectoria vital y artística es su encuentro en
París, a finales de 1976, con Arthur Rubinstein, hecho decisivo -según
revelaría posteriormente el propio Zimerman- en la transformación de su visión
de la música. Desde entonces sus actuaciones públicas -no más de cincuenta por
año en todo el mundo- le han llevado a actuar como solista con las más
prestigiosas orquestas de todo el mundo.
A Zimerman le puede llevar años preparar
una obra para interpretarla en público: su método de trabajo consiste en
estudiar un amplio repertorio de obras a la vez, cada una a un diferente nivel
de dominio o preparación. Haber vivido durante años con una composición le
ayuda a producir una interpretación madura y meditada.
A pesar de haber participado en diversos
concursos y ganado varios de ellos al principio de su carrera, Zimerman se
opone firmemente a la idea de los concursos como método de selección musical y
declina todas las invitaciones para ser parte del jurado de concursos
internacionales. Al margen del piano, se interesa por el órgano, la electrónica
y la psicología.
Ell 22 de
abril estará otra vez en Pamplona, (tal vez la quinta…) para ofrecernos un
recital Brahms-Schubert. Recordando también la muerte de Mozart propongo
escuchar su genial versión de la Sonata No.
10 in C Major, K 330.
Felicidades
Krystian
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