Es mediodía (no el solar), el sol está casi en lo más alto, muy cerca del cenit y proyecta
mi sombra, mínima, de no más de diez
palmos, apuntando al norte. Ni una nube, ni una pizca de viento, cero grados, día
lleno de luz y maravilloso para pasear y escuchar música. No me doy prisa, no
la tengo, aunque probablemente mi cuerpo agradecería un paso más ligero.
En mi último paseo por la
Universidad afirmé que los primeros árboles del camino eran chopos, hoy creo
que no lo son, probablemente sean álamos, aunque deben ser de la familia... Voy dejando atrás
el acirón y los tilos, el carpe blanco y los distintos cipreses: italianos, de Nootka, de Lawson… los ginkgos
biloba, los madroños ya con alguna flor, y los arces, las numerosas secuoyas gigantes y las menos
numerosas y majestuosas sempervirens, los plátanos y almeces, abedules y
magnolios, los cedros del Himalaya y del Atlas, que de los dos hay, y otros
tantos y tantos cuyos nombres no conozco. No soy capaz de apreciar diferencias
significativas desde mi anterior paseo.
No hay pájaros en el Campus.
¿Porqué?. Todos los que he visto han sido un petirrojo –uno-, dos gorriones al
lado de los contenedores de basura en la trasera del Edifiio Central. cuatro urracas, o picarazas, como se llaman en mi
pueblo, siempre en parejas, como antaño la Benemérita, y siempre intentando llevarse
al nido algo que brille: latas, cristales, incluso joyas, dos cuervos (supongo
que lo eran) negros como el azabache, uno en un árbol y el otro en lo alto de
uno de los edificios dando unos graznidos, “crack-crack-crack”, con voz ronca y
metálica. No hay más pájaros en la Universidad, al menos yo no los he visto.
La radio emitía barroco americano
y algún Schumann, me he decantado por éste y sus deliciosas Waldszenen Op. 82,
o “Escenas del Bosque”; es una obra programática, integrada por un conjunto de 9 piezas cortas para piano,
compuestas por Robert Schumann entre 1848 y 1849.
El compositor señaló que Escenas del Bosque, “no pretende denotar
un bosque conocido por el compositor, si no los múltiples estados del alma en
el marco de un bosque fantástico, macabro y misterioso”. Los títulos de las
piezas son: 1- Entrada en el bosque, 2-
El cazador al acecho, 3- Flores solitarias, 4- El valle maldito, 5- Paisaje
amigable, 6- El albergue, 7- El pájaro profeta, 8- Canción de los cazadores, 9-
Despedida. De entre ellas destacan sobre todo la número 4 (El valle maldito) y
la número 7 (El pájaro profeta) de una gran originalidad.
Propongo su escucha en la lectura
que de ellas hace la estupenda pianista portuguesa Maria Joao Pires, que ya ha
anunciado su retirada del público. Como
siempre, ¡Buena escucha!