miércoles, 21 de febrero de 2018

Sposa, non mi conosci de Geminiano Giacomelli,




El viento del norte ha entrado en la ciudad. Se ha colado sin previo aviso  y, mientras  camino contra él, siento como si una pantalla transparente me impidiera avanzar. Inclino el cuerpo hacia adelante y balanceo los brazos tratando así de vencer esa fuerza poderosa.

Miro al cielo que  por momentos  se vuelve azul, liberándose de las nubes que  durante tantos días lo han ocupado y liberándome  a mí de la lluvia pertinaz que me deja los pelos de aquella manera y  que ha anegado el césped de la Vuelta del  Castillo convirtiéndolo en una especia de esponja suave que se hunde bajo mis pies.

Escucho a Cecilia Bartoli en el Aria Sposa, non mi conosci  de Geminiano Giacomelli, aria compuesta para la voz de un castrado y tomada de su ópera “Merope” . Tengo la sensación de que ahora camino a favor del viento.

Cuenta Laia Barber  como , para mitigar la tristeza crónica de Felipe V de España, durante dos décadas, noche tras noche, Farinelli cantó las mismas arias al monarca.

Durante los siglos XVI y XVII la Iglesia católica prohibió a las mujeres cantar en las iglesias y la prohibición se extendió a los grandes teatros del barroco.

Se comenzó así a practicar la castración a niños entre siete y doce años,  reservando la voz infantil para el cuerpo del adulto en el que el castrati se convertiría, con el consiguiente aumento de capacidad pulmonar. Los conservatorios de Nápoles fueron transformados de orfanatos a fábricas de castrati que eran enviados a las cortes de toda Europa.

Durante casi tres siglos se mantuvo el gusto y la devoción  por los castrati. Su voz y androginia servía a las mil maravilla para los roles masculinos y femeninos.

El Romanticismo en su búsqueda de veracidad, terminó con este  excéntrico uso y espantosa costumbre cuando en Italia, José Bonaparte, a instancias de Napoleón estableció la pena capital para quien practicara la castración.

En teoría, alrededor de 1861 la Iglesia dejará paulatinamente de solicitar castrati para su coro Sixtino y en 1902 el papa León XIII prohíbe definitivamente que canten en el coro, último bastión de tales voces en ese momento.

Alessandro Moresschi, fallecido en abril de 1922, está considerado como el último de los castrati en la música occidental.
Os dejo con el viento a favor y con Cecilia Bartoli interpretando el Aria Sposa, non mi conosci , de Geminiano Giacomelli,  haciendo gala de todos sus recursos vocales. Como siempre, a disfrutar.

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