lunes, 19 de marzo de 2018

La Consagración de la Primavera

La Consagración de la Primavera

Ayer granizo y viento del norte y hoy nieve y viento del sur y mañana?. El tiempo meteorológico es caprichoso, la troposfera está revuelta, pero mañana, 20 de marzo, martes, a las 17,15, hora peninsular, comenzará la Primavera. Ese día y a esa hora, el Sol, en su transición hacia el hemisferio norte, se situará en el punto Aries, en el que la eclíptica se cruza con el ecuador y en ese preciso momento se produce el inicio de la Primavera. El día y la noche durarán prácticamente lo mismo. Es el Equinocio de Primavera.

Y cuánto se ha escrito en música con el nombre de “primavera”¡¡¡…, así a botepronto Vivaldi y una de sus “Estaciones”, Beethoven su “Sonata para violín y piano”, Schumann y su “Primera Sinfonía”, Sibelius y su “Canción de Primavera”, Respighi y su “Primavera”, Strauss y sus “Voces de Primavera”, Mendelssohn y su “Canto de Primavera”. Grieg y su Última Primavera, y Reinaldo Hahn, y Glazunov y Stravinsky y su “La Consagración de la Primavera” y así, casi casi hasta el infinito.

Y de todas esas primaveras, hoy me he quedado con la que Stravinski consagró y digo “consagró” por el tremendo escándalo que se organizó el día de su estreno.

Corría el año 1913 y el archiconocido empresario y crítico Sergio Dhiaguilev decidió estrenar la revolucionaria obra de un joven compositor que sorprendía con sus innovaciones, Igor Stravinsky. Dhiaguilev se enamoró de la partitura, así que contrató ni más ni menos que al coreógrafo Nijinsky para dirigir el ballet. Constaba de dos actos y se ambientaba en la cruel Rusia pagana. Describe el episodio del rapto y sacrificio de una doncella que debía bailar hasta morir para que los dioses permitieran el demorado estallido de la primavera. 

Su estreno, el 29 de mayo, en el Teatre des Champs Elysées de París continúa resonando en la Historia por el escándalo que se levantó en el patio de butacas entre abucheos y aplausos entre “conservadores” y partidarios de la innovación ya desde los primeros compases qie inicia el fagot..

En efecto, Stravinsky abandonaba el acompasamiento de los instrumentos. Los ritmos eran completamente irregulares difíciles de seguir por los bailarines, abundantes disonancias, las melodías no obedecían a los patrones habituales. Stravinsky logra un clima insólito. A partir de esta obra, los compositores del futuro ya no podrán ignorar estos nuevos recursos.

Copio de internet: “En la sala repleta del Théatre de Champs Elysées procuro imaginar al público que lo llenaba un siglo atrás, con la expectativa de conocer una obra deslumbrante. Pero una parte de ese público empezó a sentirse muy desconcertada, estafada, y descerrajó silbatinas que pronto fueron acompañadas por exclamaciones, risas y maldiciones. Quienes percibían que se trataba de algo nuevo, valioso, respondieron con más gritos. Entre los balcones y por sobre las butacas empezaron a volar cartulinas, sombreros y bolsas con golosinas. El escándalo crecía de forma acelerada. Nijinsky, tras las bambalinas, seguía dando transpiradas instrucciones a los bailarines para que no se desorientasen en medio de la batahola. La orquesta, dirigida por el maestro Pierre Monteux, hacía esfuerzos sobrehumanos para seguir la partitura... El compositor Camille Saint-Saëns abandonó el teatro golpeando el piso con su bastón, indignado…”

En la sala estaban entre otros, Picasso (futuro colaborador de Sergéi Diaghilev), Pierre Boulez, Jean Cocteau y personajes de moda como Coco Chanel, futura amante de Igor…

La mayoría de los espectadores se sintieron agredidos por la música y la danza allí expuesta. Otros, con mentalidad más abierta, supieron que se iniciaba una nueva era en el Arte Moderno y así fue.
Hoy día La consagración de la Primavera, de apenas media hora de duración, disfruta una celebridad enorme por derecho propio.

Disfrutémosla con la coreografía del propio Nijinsky para el estreno. En esta ocasión con los Ballets del Teatro Mariinski, de San Petesburgo y Valery Gergiv a la batuta.

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