Mañanita de paseo. Como casi siempre Vuelta del Castillo, Ciudadela, Universidad… 17 grados, deliciosa brisa, y música… Entre otras, he escuchado uno de los “Cuatro Últimos Lieder” de Richard Strauss (ningún parentesco con los Strauss de los valses), concretamente Im Abendrot En el crepúsculo. Me ha sumido en una sensación ambivalente de inquietud y paz y, aunque hoy no me tocaba daros la pelmada, no puedo menos que compartirlo por su gran belleza.
Tomo de Kareol algunos datos sobre este hermosísimo lied.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, Richard Straus se trasladó a Suiza. Allí, a finales de 1.946, descubrió un poema de Joseph von Eichendorff (Im Abendrot en el ocaso-), con el que compuso una canción para soprano y orquesta, en homenaje a su esposa y antigua soprano Pauline de Ahna, concebida en principio como pieza aislada
En estas fechas Strauss estaba leyendo una nueva edición de los poemas de su viejo amigo Hermann Hesse, lo que le movió a componer música para algunos de ellos: La Primavera, Al ir a dormir y Septiembre . Fue la conclusión de su vida artística. Unos meses más tarde Strauss fallecería a la edad de 85 años.
Strauss nunca llegó a escuchar la interpretación de estas canciones y, de hecho, tampoco podía haber adivinado que el poema de Eichendorff acabaría integrando un ciclo, junto con los de Hermann Hesse. Fue su editor londinense, quien consideró que la melodía de Im Abendrot era el complemento adecuado para los poemas de Hesse. Esta es la letra en español del lied
Hay muchas versiones pero he elegido la de Kiri Tekanawa con Geroge Solti y la Filarmónica de la BBC. Disfrutad.
En el crepúsculo
Con penas y alegrías,
mano a mano, hemos caminado.
Reposemos ahora de nuestros viajes,
en la tranquila campiña.
A nuestro alrededor se inclinan los valles,
ya la brisa se ensombrece.
Sólo dos alondras alzan todavía el vuelo
soñando de nuevo en el oloroso aire.
Acércate y déjalas trinar,
pronto será hora de dormir,
para que no podamos perdernos
en esta soledad.
Oh, inmensa y dulce paz,
tan profunda en el crepúsculo,
qué fatigados estamos por haber caminado.
¿Será esta, entonces, la muerte?
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