La pereza se había hecho dueña de
mi casa. La dejé entrar los días previos a las Navidades y se quedó, como un buen amigo, pero
se fue apoderando y apoderando hasta anular mi voluntad, e impedirme dar mis
paseos matutinos, o vespertinos…que tanto monta…
He tenido que echarla y se ha ido…
espero que no vuelva. Mis paseos han comenzado. Los árboles aparentemente
duermen, pero bajo tierra la vida bulle. Y por el aire también. Las aves de Pamplona
pueblan parques y jardines pero no se
distinguir la paloma torcaz de la tórtola, ni el vencejo del avión ni el mirlo
del estornino. Tendré que buscar un instructor…
La música sigue conmigo y como
voy despacio, propongo un tiempo lento, maravilloso, el segundo movimiento de
un concierto para piano y orquesta de Mozart, del Concierto núm. 23 el La Mayor
y al piano un jovenzuelo Daniil Trifonov, premiado ya en los dos Concursos más
importantes del Mundo, el Tchaikowsky de Moscú, y el Chopin de Varsovia. A
disfrutar
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