Vuelvo a la Universidad, y vuelvo casi como hace 50 años; ni quito ni pongo
años, 50 años. Lluce el sol y no hace frío a pesar de ser una mañana de enero.
Enntonces iba en la Villavesa Universitaria, era joven, ahora voy andando porque soy mayor. No voy a
estudiar. porque como decía cuando era niña
“ya me lo sé todo”, ahora no pienso igual.
Voy a andar, a pasear. Los primeros árboles son chopos con el tronco completamente blanco, después una línea de “acirores” (me recuerdan al Alcalde) otra de tilos y en medio un grupo de olivos; éstos no tienen ni una aceituna, probablemente la Universidad a las habrá recogido y las habrán convertido en algún aceite o en óleo sagrado para la Unción de los enfermos. Los tejos, los cipreses azules, los pinos piñoneros, los cipreses de Nootka y los de Lawson y un pajarillo, probablemente una lavandera, picoteando por ahí. Los ginkgo biloba con sus ramas desnudas, los madroños que ya tienen alguna flor y casi todo el césped lleno de montoncillos de tierraque denotan que los topos o topillos andan por ahí haciendo de las suyas. Los liquidambar tienen en sus ramas esas bolitas que parecen erizos, tropiezo con un eucaliptos en el que nunca me había fijado y las dos hileras de enormes plátanos que bordean la estrecha carretera de la Universidad y que también conservan sus “erizos”. Llas secuoyas un poco más cerca del cielo que la última vez que las vi. El Tulipífero de Virginia tiene todas sus tulipas secas u que supongo que caerán para hacer sitioa las nuevas.
Voy a andar, a pasear. Los primeros árboles son chopos con el tronco completamente blanco, después una línea de “acirores” (me recuerdan al Alcalde) otra de tilos y en medio un grupo de olivos; éstos no tienen ni una aceituna, probablemente la Universidad a las habrá recogido y las habrán convertido en algún aceite o en óleo sagrado para la Unción de los enfermos. Los tejos, los cipreses azules, los pinos piñoneros, los cipreses de Nootka y los de Lawson y un pajarillo, probablemente una lavandera, picoteando por ahí. Los ginkgo biloba con sus ramas desnudas, los madroños que ya tienen alguna flor y casi todo el césped lleno de montoncillos de tierraque denotan que los topos o topillos andan por ahí haciendo de las suyas. Los liquidambar tienen en sus ramas esas bolitas que parecen erizos, tropiezo con un eucaliptos en el que nunca me había fijado y las dos hileras de enormes plátanos que bordean la estrecha carretera de la Universidad y que también conservan sus “erizos”. Llas secuoyas un poco más cerca del cielo que la última vez que las vi. El Tulipífero de Virginia tiene todas sus tulipas secas u que supongo que caerán para hacer sitioa las nuevas.
Los magnolios y los cedros también siguen verdes y el gran ginkgo biloba
del Edificio Central parece querer abrazar el cielo con sus ramas desnudas. Hay
un nin nido en las ramas más altas, espero que no sea de avispa asiática
Algún estudiante que otro está en
la puerta de la biblioteca, supongo que habrá más en el interior aunque nunca
se sabe y, la verdad es que no está el día para bibliotecas.
Lla mayoría de la gente pasea,
como yo, o anda en bici. Hay algún remolón tomando el sol sentado en una sillas
vintage que están “como dejadas” por todo el Campus, amarillas unas, naranjas o
grises otras, o en unos troncos de madera que a modo de bancos salpican el
césped
Y en el horizonte la Higa de
Monreal y San Miguel de Izaga,ambos con las cumbres nevadas
Escucho a la Orquesta Nacional
interpretar el último tiempo de la Segunda sinfonía de Sibelius, también escucho
la Primera Sinfonía de Schubert. Es puro invierno así que, escucharemos la obra
del compositor que llegó del frío, de Sibelius, el cuarto movimiento se su
Segunda Sinfonía con la Filarmónica de Viena y Berstein. A disfrutar.
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