El 6 de noviembre de 1893, muere en San Petersburgo Piotr Ilich Chaikowski, nacido el 7 de mayo
de 1840 en una pequeña ciudad industrial de los Montes Urales; hace pues 125 años
que nos dejó.
Recojo por internet un poquito de
información sobre este gran compositor. Ruso él pero su estilo no puede encasillarse
dentro de los márgenes del nacionalismo del momento. Su música, de carácter
cosmopolita es, ante todo profundamente expresiva y personal, reveladora de la
personalidad del autor, compleja y atormentada.
La ayuda económica de una rica viuda, Nadejda von Meck –a la que
paradójicamente nunca llegaría a conocer–, permitió a Chaikovsky dedicar todo
su tiempo a la composición. Fruto de esa dedicación exclusiva fueron algunas de
sus obras más hermosas y originales, entre las que sobresalen sus ballets: El lago de los cisnes, La cenicienta, La bella
durmiente y Cascanueces; sus óperas: Evgeny Oneguin y La dama de picas, y las tres
últimas de sus seis sinfonías.
La última de ellas, subtitulada «Patética», es
especialmente reveladora de la compleja personalidad del músico y del drama
íntimo que rodeó su existencia, atormentada por una homosexualidad reprimida y
un constante y mórbido estado depresivo.
El mismo año del estreno de la “Patética,
1893, se declaró una epidemia de cólera;
Chaikowski bebió un vaso de agua sin
hervir y contagiado, la enfermedad puso fin a su existencia. Esta es una de las
versiones. Según algunos, el vaso de
agua lo que contenía era un potente
veneno, un suicidio pues, pudo ser la causa de su muerte. Al parecer, al
descubrirse su relación con un joven alumno, se le hizo un juicio conminándole
a hacer pública su condición homosexual.
Sea como fuere nos dejó su
música, y os propongo esta Sexta Sinfonía “Patética”, concretamente el Cuarto
movimiento. Marcado por un "adagio lamentoso" (lento, lamentoso), la
Existencia y la Nada se baten en un colérico cuerpo a cuerpo que nos impide
adivinar quién es quién. De gran
intensidad emocional y profundo dramatismo, transmite desesperación y pesar,
aunque Chaikovsky en un momento escribe en la partitura que se toque con
ternezza e devozioine, con ternura y devoción. La Sinfonía n. º 6, es la última que compuso.
Chaikowski la dirigió en su estreno en San Petersburgo nueve días antes de su
muerte.
Como siempre, a disfrutar